miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA PEBETA QUE YA NO ES...

Ahora, que los años han transcurrido, te quiero contar, casual observador de nuestra cita aquel día, el desenlace.

Ese muchacho, al que nombraste tan enamorado, finalmente fue mi marido. Nunca creí en sus palabras, porque siempre viví de cara a la realidad. Sabrás, ocasional observador, que esa perorata tierna y edulcorada, pertenece a su conocido repertorio. Aún hoy, peinando canas, las incautas caen en la red de sus fantasías. Ellas, son las flores, aman su discurso. Yo, la maceta, lo quiero tal cual es.

“No todo lo que reluce es oro” “Las apariencias engañan”, en fin, estas y otras frases históricas parecidas, te las voy a recordar, incidental observador. Para que comprendas que, para saber hay que ver el otro lado, el que, por estar oculto, no es menos verdadero, es más, en este caso es el único verdadero, mi ocasional observador, casual e incidental testigo de aquel día.


Cristina Scarlato

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