miércoles, 30 de enero de 2008

Penetró la bruma de mis ojos
incomprensiblemente aliada del camino
este camino que debo comenzar a conocer
plagado con dragones invisibles
y mares de voces
revoloteantes gaviotas del dolor
no sé por donde seguir
tal vez una leve brisa sea mi sendero
entre suaves sauces y palabras que de a poco nacen
y hoy
con tanto por dar me quedé vacío
vacío de aromas
vacío de sales
vacío del vacío mismo
duermo
sobre la arena que se adhiere a mi cuerpo
y absolutamente nadie logra despegar
tus palabras
aliento del infierno
suenan muy lejanas
tal vez entre los dos haremos un nuevo bosque
pero lo dudo
somos dos gotas de agua que no crecen
entonces para qué orar por la tristeza
si ella
como sombra aliada de las almas
permanece inalterable en mi mano desgastada.


Roberto Tarela
10-2007

1 comentario:

Marisa Cucullu dijo...

Roberto, leí tus dos poemas, hermosos, candentes, pero me preocupan el veneno y el infierno, hay que rajar de eso Tarela. Cristina